Escrito por: Pastor Juan Carlos Sánchez Saborío

Se ha afirmado que “diversos factores históricos y culturales…han contribuido a crear un ethos, en el que la paz ocupa un lugar decisivo.”[i] Esto queda evidenciado con la conmemoración instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para que cada 21 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Paz en todo el mundo, el cual conlleva “el fortalecimiento de los ideales de paz, tanto entre todas las naciones y todos los pueblos como entre los miembros de cada uno de ellos”.[ii]

El concepto bíblico de la paz es muy amplio, relevante y pertinente.  Notemos algunos aspectos puntuales:

– La paz implica una correcta relación con Dios. Estar en paz con Dios es uno de los beneficios de la obra de Cristo como dice Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;”

– La paz en su correcta intelección es el resultado del accionar divino a favor de la humanidad ya que Dios mismo es el Dios de paz (Romanos 15:33) y Jesucristo ha ofrecido darnos su paz, la cual, no es dada como lo hace el mundo (Juan 14:27).

– La paz como la armonía entre los seres humanos está anunciada desde el canto de las huestes celestiales en Lucas 2:14 y es visto como un objetivo a perseguir en nuestras relaciones interpersonales según Romanos 12:18: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.”

– La paz no es solo algo que debemos anhelar nada más, debemos trabajar y construir intencionalmente la misma como dice Mateo 5:9: “Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.” Nuestro compromiso vivencial debe ser la búsqueda permanente de la paz para lo cual recibimos la gracia divina como dice el apóstol Pablo en 2 Corintios 13:11: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.”

La paz interna o interior, entendida como la tranquilidad o la serenidad de aquel quien reposa en Dios, es difícil de conseguir y mantener, pero se puede lograr por medio de la oración constante y confiada como dice Filipenses 4:6-7: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Ahora bien, ¿Cómo podemos contribuir en la práctica para ser promotores de la paz? Un autor contesta[iii] así la pregunta: ¿Qué iniciativas podemos tomar los cristianos para trabajar por la paz?

  1. Los hacedores de la paz cristianos deben cobrar ánimo. No podemos ser dominados por el “pesimismo escatológico” ni por la indiferencia que proviene de la impotencia ante la magnitud del desafío.
  2. Los hacedores de la paz cristianos deben orar (1 Timoteo 2:2).
  3. Los hacedores de la paz cristianos deben dar ejemplo como comunidad de paz. La paz debe ser predicada y encarnada.

Recordemos que el mensaje del Evangelio es el único que puede ofrecerle al individuo y a su comunidad la tan anhelada paz interna, personal y social porque está escrito en 2 Tesalonicenses 3:16: “Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera.  El Señor sea con todos vosotros.”

Pastor Juan Carlos Sánchez Saborío.

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[i] B. Vadakkekara, art. Paz, Diccionario de Teología Católica.

[ii] https://www.un.org/es/events/peaceday/

[iii] Dr. John R.W. Stott, La Fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos.  Michigan: Libros Desafío. Pp. 133-139.  Citamos tres de las cinco iniciativas que ofrece.