“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo… Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.” 2 Timoteo 2:3;8 (RVR1960) 

Muchos hombres, mujeres, matrimonios o familias cristianas, pueda que estén pasando por situaciones de angustia, dolor o ansiedad, debido a circunstancias difíciles como el abandono, la enfermedad, problemas económicos o con lo hijos, problemas de infidelidad y separación, o por la incertidumbre del futuro, entre otras situaciones que los hace sentir desanimados y abandonados por Dios, pues piensan que Él no les responde. En esos momentos, algunos piensan que están pagando algún pecado pasado, o que no tienen la fe suficiente para cambiar la situación, y en la gran mayoría, por no decir todos, su fe en Dios entra en conflicto debido a esas situación que están viviendo y pueden hasta desconfiar de Él. Muchos creen que por ser cristianos, o porque están sirviendo en la iglesia, o simplemente porque no están haciendo nada malo y cumplen con lo que dice la Biblia, Dios tiene que cuidarlos de todo lo malo que les pueda pasar y por lo tanto para ellos no tiene sentido sufrir, o vivir mal, piensan que si están del lado de Dios, este no permitirá nunca que les pase algo malo. Sin embargo la realidad es otra. Muchas veces como creyentes pasamos por momentos muy difíciles y angustiantes, y no quiere decir que nuestro Señor nos ha olvidado. La Palabra de Dios no garantiza que nada nos pasará, o que no tendremos problemas económicos, no asegura que siempre tendremos salud, ni que estaremos exentos del sufrimiento o del miedo, no dice que seremos felices siempre. Lo que dice la Biblia es: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Como cristianos, esta última frase debe ser nuestro estandarte en momentos de crisis, ¡debemos confiar pues Él ha vencido al mundo y al sufrimiento!, esto nos da paz, y no es la paz que el mundo presenta, sino la que viene de su presencia, para enfrentar lo que venga, para darnos fuerzas y esperanza en medio de lo que estamos viviendo.

Querido amigo, amiga, no sabemos lo que estás pasando o lo que sufres, pero sí podemos decirte que no desconfíes de Dios pues Él sigue contigo para sostenerte cuando no puedas, para enjugar tus lágrimas, para darte esperanza en medio de la desesperanza y para darte paz en medio de la incertidumbre. Dios ha vencido tu sufrimiento, nunca te dejará, y te hará más fuerte cuando salgas de la situación por la que estás pasando.

Que Dios te ayude en todo lo que emprendas hoy.

Dr. Miguel e Irene Garita

Ministerio Cuidado Familiar

Iglesia del Nazareno, Región Mesoamérica