Efesios 4:22-24 (RVR1960)” 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.

Una frase del poeta costarricense Jorge Debravo dice, “hace mucho tiempo que usamos el mismo vestido, en la casa, la iglesia y en el gobierno”, y continúa diciendo más adelante: “nos hemos habituado tanto a usarlo, que ahora nos da miedo y no nos atrevemos a cambiarlo”, al final, dice que de no hacerlo se convierte en nuestro carcelero. El pasaje Bíblico citado nos pide que debemos despojarnos del viejo hombre que está viciado y que debemos renovarnos en el espíritu de nuestra mente y vestirnos de un nuevo hombre. Está hablando de cambiar nuestra forma de vida, nuestras creencias y actitudes, la forma de reaccionar y de pensar, en general lo que conforma nuestra personalidad, que aprendimos desde la infancia, la cual cubrimos con un vestido que mostramos a todos, y en todas partes, en él van nuestros miedos, las experiencias que nos marcaron y que continúan sin resolverse, nuestra forma de ser, pensar, actuar, todo está en ese vestido, que puede ser de miedo, de enojo, de tristeza, de alegría, de recelo, de envidias y pecados, es el traje que llevamos por la vida, mostrándolo a veces con vergüenza, dolor o ira; pero como son tantos los años que lo llevamos puesto, no nos atrevemos a cambiarlo, porque nos da miedo hacerlo, es como si al despojarse de él, no hay nada más para nosotros. Pero qué maravilloso es Dios, que en su gran amor, nos ofrece ese nuevo traje que necesitamos, un traje de sanidad, de salvación, de ser hijos de Él, un nuevo bello traje, lleno de gozo y paz, de esperanza, de libertad. El traje que Cristo ofrece, fue establecido en el sacrificio de Cristo en la Cruz, y en su resurrección, por lo tanto es un vestido de poder, para decir no al pecado, para ser sano de nuestros miedos, angustias, tristezas y odios; es un traje que cubre los vacíos más profundos, es un traje que cura los traumas más difíciles, es el traje del amor de Dios, que nos da seguridad y estabilidad para cambiar, para controlar nuestra vida, y para amar a otros.

Estimado amigo, es tiempo que cambies ese traje del viejo hombre, de padre, madre o hijo, conflictivo, indiferente, rechazador, enfermo y te vistas del maravilloso traje del amor de Dios, para tus hijos, esposa, familia. Si llevas puesto un traje viejo, necesitas uno nuevo, de paz, tolerancia, amor y bendición a la familia y a los demás. Entrega tu vida a Cristo, Él tiene un nuevo traje para ti, revestíos de Cristo. Bota el traje del viejo hombre.

Que Dios te ayude en todo lo que emprendas hoy.

Dr. Miguel e Irene Garita

Cuidado Familiar, Iglesia del Nazareno, Región Mesoamérica