«El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.» Salmos 147:3

Vivimos en tiempos donde muchos matrimonios y familias están pasando por el sufrimiento, a causa de enfermedades físicas o emocionales, falta de empleo y/o problemas económicos, otras sufren debido a un duelo, separación, infidelidades y conflictos con sus seres queridos, es decir, el sufrimiento se presenta de muchas maneras. Sin embargo hay cuatro grandes causas:

  1. Porque decidimos y escogemos mal nuestras acciones. Deuteronomio 30:19. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”. Muchas veces decidimos mal, esto trae el sufrimiento.
  2. Sufrimos por estar en un mundo dañado por el pecado, la violencia, la intolerancia, la maldad, que a veces toca nuestras vidas.
  3. Por misterio divino, es decir podemos estar sufriendo, y solo Dios sabe el por qué, no es por un castigo, pues él quiere que estemos bien, sin embargo pasamos situaciones para afirmar nuestra fe, para formar nuestro carácter cristiano, para ver su gloria en nosotros.
  4. Sufrimos por las acciones y palabras de otros, que nos dañan. Acciones como el abandono, el rechazo, el abuso, la agresión de nuestros padres sea de palabra o hechos, nos marcaron con mensajes, de sufrimiento, de dolor, de culpa, que llevamos por la vida sin resolver.

Los tiempos de sufrimiento cambian nuestra relación con Dios, para alejarnos o acercarnos, podemos verlo como un acto disciplinario, o una prueba de fe, por lo que le buscamos de muchas maneras, para su ayuda. A veces suplicantes, o enojados, creyendo que nos abandonó y nos alejamos de Él, o podemos sentirnos con dudas sobre su existencia, sentimos miedo, o una sensación de indefensión, de soledad, ante el sufrimiento y la enfermedad. A veces exclamamos “hasta cuándo Señor”. Por otro lado podemos como cristianos, empezar a hacer interpretaciones de tipo teológico sobre nuestra situación, “debo repetir que estoy en victoria”, “todo lo puedo en Cristo”, u ofrecer sacrificios, si hago tal cosa, Dios me responderá, sin embargo la manera correcta es entender que debemos mantener un carácter de lucha contra la situación y que en esta lucha Él está con nosotros.

La gran pregunta para la familia que está pasando por tiempo de enfermedad y sufrimiento, es ¿Dónde está Dios? la respuesta es simple, Dios está en control, en el evangelio de Marcos 6:45-52, nos dice en el verso 48-51. “viéndolos remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, vino a ellos andando sobre el mar”…y le dijo, yo soy, tened ánimo, no temáis…y se subió a la barca, y el viento se calmó”. Puede ser que estás en tiempos de sufrimiento y enfermedad, es un tiempo de reflexionar primero sobre la enfermedad, buscar la posible causa, será que no cuide de mi alimentación adecuadamente, o sufro porque tomé una mala decisión. Es importante hacer para no repetirlo. Lo siguiente es creer verdaderamente que Él está en control, de mi enfermedad, de mi problema, de mi sufrimiento, y que está en mi barca de sufrimiento, para sostenerme, darme ánimo, fuerza, o simplemente para decirme “bástate mi gracia”, como le dijo a San Pablo”. Vivimos en tiempos difíciles, donde la vida muchas veces nos atropella, con situaciones de sufrimiento, pero que Dios ve nuestro sufrir, su vara y su cayado nos infundirán aliento, aunque andemos en valle de sombra y de muerte.

Como familias cristianas, debemos entender que nuestro socorro viene de Dios, y que nos dice “no temas ni desmayes, porque yo estoy contigo, siempre… Josué, 1:9. ¡Aleluya!, Él cuida de nosotros por siempre.

Que Dios te ayude en todo lo que emprendas hoy.

Dr. Miguel e Irene Garita,

Cuidad Familiar Mesoamérica, Iglesia del Nazareno