Familia, Hermanos y hermanas en el Señor, Amigos y Amigas:

Es una gran bendición del Señor, haber tenido el privilegio de conocer a nuestra querida Pastora Edelmira de Rodríguez.

La extrañaremos mucho, por su gozo, su espontanea manera de adorar al Señor, su profunda pasión por las almas y por su desafiante espíritu de obediencia a la Palabra del Señor.

Su vida y obra continuarán con nosotros y las compartiremos con las generaciones venideras, si el Señor demora su venida, dejándoles saber que nuestra pastora fue mientras estuvo con nosotros un ejemplo de santidad, fidelidad y adoración al Señor. Por su testimonio, hemos visto una vez más que sí se puede ser santo, sí se puede ser fiel y sí se puede obedecer a Dios en todo. Nuestra amada Pastora lo logró con la ayuda del Señor, para la gloria de su Creador. Por eso hoy es digna de ser imitada y aunque tenemos tristeza por su partida, podemos celebrar con gozo su hermosa vida de agrado al Señor.

Ella marcó nuestras vidas muy profundamente, para bien y para siempre. La recordaremos como un testimonio vivo de amor y devoción al Señor, sacrificio, entrega, dedicación y amor al prójimo.

Seguiremos en oración para que el Señor consuele a su familia, amigos y a todos nosotros en general, con Su paz y nos traiga a la memoria muchos recuerdos del cariño, gozo y ánimo que caracterizaban a nuestra Pastora Edelmira.

Recordémosle como ella era en vida: una explosión de amor y gozo y una ganadora de almas incansable, con una determinación extraordinaria: una Deborah y una Esther de nuestros tiempos.

Sinceramente, le deseamos a su familia, amigos y a todos los que la conocimos y amamos, una profunda paz y un suave gozo, en medio de esta difícil temporada de despedida que es inevitablemente triste, pero a la vez llena de la esperanza de gloria, que es la herencia de los redimidos por el Cordero de Dios.

«… El consuela mi tristeza, me quita todo afán, Grandes cosas Cristo ha hecho para mí…» «… Llevándome a la gloria, ningún pesar tendré, promete estar conmigo hasta el fin, Aleluya, con los santos redimidos, gozoso cantaré: Grandes cosas Cristo ha hecho para mí…»

Por: Hiram Gálvez, Editor Regional