Escrito por: Reverendo Andrés Fernández

Un verdadero discípulo de Cristo no puede dar un plato de comida a una persona necesitada con una mano y con la otra tirar basura a la calle. No podemos predicar el evangelio de salvación con nuestra boca, y predicar desinterés con nuestro bote de basura. El llamado de Cristo es integral. Él quiere una iglesia que predique integralmente su amor.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha establecido el 5 de junio como el día mundial del medio ambiente. Es una fecha que nos ayuda a reflexionar sobre la importancia del cuido de nuestro planeta. Por muchos siglos la iglesia se ha olvidado de la responsabilidad que tenemos como hijos de Dios de velar, no solamente por la propagación del evangelio, sino de hacerlo de forma integral. Debemos recordar el primer mandamiento que Dios da al ser humano:

“Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».” Génesis 1:28

Génesis 1:28 nos relata el primer mandamiento de Dios para su creación: Llenen la tierra y cuídenla. Ahí comienza el concepto que en la iglesia conocemos como “mayordomía”. Una correcta mayordomía cristiana siempre va a incluir el cuido del planeta.

Más adelante, cuando entra el pecado al mundo, no solamente se ven afectados los seres humanos, sino que la misma creación también sufre las consecuencias del pecado. Dios creó un mundo perfecto, en completa armonía, que ahora se encuentra desequilibrado por la presencia de pecado en la humanidad.

Cuando Jesús muere, el velo del templo que simbolizada la separación entre el pecado y la Presencia de Dios, se rompe a la mitad para abrir paso a un nuevo pacto. Pero no solamente pasó eso, sino que hubo un temblor en toda la tierra (Mateo 27:51). Esto es porque el sacrificio de Jesús afectó integralmente a la creación. De la misma forma en como Jesús nos abrió las puertas para poder volver a tener un encuentro personal con el Señor como lo tuvieron Adán y Eva, también nos presenta una nueva oportunidad para que la creación pueda volver a su estabilidad original. Lamentablemente como cristianos nos hemos olvidado de esta área tan importante de la mayordomía cristiana. Pero el mismo mandamiento que Dios dijo a los primeros seres humanos, sigue estando vigente para la iglesia hoy a través del sacrificio de Cristo: Cuiden el planeta que Yo he creado para ustedes.

Es hora de ser iglesia. Es hora de abrazar la misión integral de Jesucristo en la cruz. Es hora de ser la diferencia en este mundo que tanto necesita una iglesia comprometida con la transformación integral del mundo. Hay muchas formas de involucrarse en este camino de cambio. Por ejemplo, las iglesias pueden comenzar campañas de reciclaje, podemos enseñar a nuestras familias a reutilizar y disminuir la contaminación, podemos hacer jornada de limpieza en nuestras comunidades, podemos salir a sembrar árboles en áreas deforestadas, podemos predicar desde nuestros púlpitos la mayordomía integral de la creación, entre muchas otras cosas. Lo importante es hacer algo. Debemos hacer y ser la diferencia.