Carlos Betanzos, de origen mexicano, quien sirve como coordinador de brigadas médicas nazarenas para el área México, nos cuenta su experiencia al contraer la enfermedad del COVID-19, y nos exhorta a seguir todas las recomendaciones del departamento de salud de nuestras comunidades.

“Mi nombre es Carlos Betanzos, coordinador de brigadas médicas nazarenas para el área México, puesto que he desempeñado con gozo, honor y pasión desde hace poco menos de tres años.  Actualmente, además del ministerio que represento, me desempeño como paramédico de protección civil en la ciudad de Puebla, donde también radico.

Honestamente es complicado saber el momento exacto de contagio, pero sin lugar a dudas, adquirí el virus en alguno de los servicios que prestamos a personas con síntomas de la enfermedad, y aunque siempre procuré utilizar adecuadamente mi equipo de protección personal y seguir todas las medidas de higiene, no fue suficiente para evitar contagiarme.

Comencé con los síntomas el miércoles 27 de mayo, con una tos muy leve, sin embargo, los síntomas comenzaron a empeorar con el transcurso de los días. Presenté tos severa, fiebre, dolor muscular, dolor de articulaciones, dolor de cabeza, pérdida de olfato, pérdida de gusto y dificultad respiratoria. El cuadro duró alrededor de dos semanas en las que, bajo los cuidados, el tratamiento adecuado y sin duda la misericordia de Dios me recuperé por completo.

Gracias a Dios he podido regresar a mis actividades de manera normal, poniendo mayor atención a los protocolos necesarios para evitar volver a contagiarme.

Quiero agradecer a todos aquellos hermanos que con amor estuvieron al pendiente de mi salud y mi evolución, a todos aquellos que tomaron un tiempo para elevar una oración por mí, tengo la certeza de que cada una de estas plegarias fueron escuchadas por Dios. Por otro lado, cada mensaje o llamada recibida sirvieron para levantar el ánimo de este siervo que tuvo que afrontar momentos de miedo y ansiedad.

Hermanos, con amor los exhorto a seguir todas las recomendaciones del departamento de salud de su comunidad. El uso de cubre bocas, gel antibacterial y mantener una distancia adecuada entre personas son básicas para poder protegernos a nosotros y a nuestros seres queridos. Esta enfermedad es real, es seria, delicada y lamentablemente en ocasiones puede ser mortal.

Creo fervientemente que Dios tiene el control de cada situación en nuestras vidas, y situaciones como estas nos ayudan a depender más de Él, a confiar en su voluntad y a creer que todas las cosas nos ayudan para bien.

Anhelo que estas palabras despierten en ustedes un interés por mantenerse a salvo y sanos para continuar trabajando en la obra que nos ha sido encomendada”.