Teresa de Cuesta, de origen mexicano, sirve como misionera voluntaria en el proyecto Génesis de la Iglesia del Nazareno, ella enfermó de COVID-19 mientras servía. Aún con antecedentes de bronquitis asmática ella puede decir ¡su misericordia me ha alcanzado!

“Soy misionera voluntaria, sirviendo para proyecto Génesis en Quetzaltenango, Guatemala.

Durante este tiempo de pandemia estuvimos trabajando con diferentes estrategias de evangelismo de una manera creativa para no dejar de hacer misión, pero aún tomando las medidas y el poco contacto que teníamos con las personas, la enfermedad llegó a mí.

Durante tres semanas estuve con síntomas que me daban mucho temor, tenía fuertes dolores de cabeza todos los días, fiebre, dificultad para respirar, dolores y malestar general. Sumado a esto, mi mayor preocupación era mi antecedente de bronquitis asmática.

Fuera de mi país, lejos de mi familia, con un sistema de salud desconocido, el temor me estaba invadiendo, pues los días se alargaban y no veía mejoría. Recordé entonces que solamente Dios podía obrar en mi cuerpo, en esos momentos lo único que podía hacer era orar y entendí que eso era lo único que podía darme sanidad.

Pero cuando leía las noticias de todos los hermanos de nuestras iglesias que han fallecido, solo pensaba, ¿quién soy yo para que Dios me dé sanidad? ¿soy la mejor cristiana? ¿mi fe es tan grande? La respuesta era no, no lo soy, y aunque no soy merecedora la misericordia de Dios me alcanzó, y ahora puedo decir que recibí del COVID-19 su versión más “benévola”.

Este tiempo de pandemia ha aumentado mi fe de manera extraordinaria y Dios me ha recordado una y otra vez:  ‘No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa’- Isaías 41:10.”