Una pequeña comunidad en el sur de la ciudad de Guatemala está viviendo una transformación integral por medio de la intervención de la Iglesia del Nazareno, San José Chituzul, quien vio sus necesidades y decidió involucrarse de manera activa.

La comunidad de San José Chituzul está ubicada a 207 km al norte de la ciudad de Guatemala, esta pequeña comunidad se encuentra ubicada al pie del muro de la Hidroeléctrica Chixoy.  Por su ubicación es considerada como de alto riesgo pues se encuentra muy cerca de la presa de agua.

Esta comunidad no cuenta con agua limpia para beber, y muchas familias toman agua directamente del rio que fluye desde la presa. Las enfermedades estomacales eran muy comunes en la comunidad, “era muy triste ver a los niños constantemente enfermos por esta causa”. Dijo Alejandra García, pastora de la Iglesia del Nazareno, San José Chituzul.

Desde que inició el año, la iglesia vio las necesidades de la comunidad, y una de las principales era la falta de agua purificada.  Es por esto que aún en medio de la crisis que vive el país por la pandemia del COVID-19, la iglesia desarrolló un proyecto para ayudar a la comunidad, “Dios abrió puertas y proveyó para la compra de un filtro ecológico para cada familia, hemos visto el cuidado y amor de Dios en todo momento”. Dijo la pastora García.

Hace unas semanas la pastora García visitó algunos hogares para conocer cómo estaban funcionando los filtros, una ama de casa dijo: “Estamos muy agradecidos con Dios por este filtro, mis hijos vienen a tomar agua y la sienten tan fresca. Antes, luego de tomar agua les dolía el estomago, pero ahora ya no hay más dolores al beber agua limpia”.

La iglesia está visitando a las familias cada tres semanas para compartir la Palabra de Dios y bolsas con alimentos. “Muchas personas han apoyado y donado con amor”. Dijo la pastora García. “En este tiempo de pandemia, Dios ha mostrado su amor y compasión no solo por las familias de la iglesia, sino también por toda la comunidad, para dar testimonio de nuestro amor al prójimo”. Agregó.

“Doy gracias a Dios por la oportunidad de servir en su obra y poder escuchar estos testimonios de agradecimiento a Dios.   Sé que aún hay muchas necesidades más por cubrir, pero en el nombre de Dios pronto se podrán desarrollar otros proyectos de apoyo.

¡Seamos una iglesia viva que testifique del amor y la compasión de Cristo!”.  Finalizó diciendo.

Fuente: Alejandra García, pastora de la Iglesia del Nazareno San José Chituzul, distrito Verapaz del Sur, Guatemala.