Durante el tiempo de reuniones de los Coordinadores de Misión Global de la Región Mesoamérica, sucedido recientemente, Dios planeó algo inesperado en el tiempo libre del equipo. Éste es el precioso testimonio de lo que el Señor hizo en la vida de Daniel cid, un taxista que comúnmente trabaja llevando a las personas a su lugar de destino, no esperaba ser él quien en esta ocasión sería llevado a un encuentro que jamás olvidaría.

Por:  María Eugenia Rodríguez

¿Qué hacen los coordinadores de Misión Global durante su tiempo libre en un retiro?

Muchas veces en las iglesias estamos esperando a que alguien llegue con una buena estrategia para evangelizar. Pasando por alto que día con día Dios nos brinda muchas oportunidades para compartir las buenas nuevas de salvación.  La primera vez que subí al taxi que nos llevaba al restaurante para cenar, me percaté que del espejo retrovisor colgaba la tarjeta de identificación del conductor y leí su nombre, Daniel Cid. El nombre bíblico y el apellido español fueron la oportunidad que Dios me dio para entablar comunicación con el conductor.  A partir de entonces le hice saber que me gustaba su nombre por ser bíblico y porque su apellido era igual al de mi padre.  Luego el acento español que tenía Daniel y desde entonces rompí la barrera y me animé a llamarlo –tío- por el apellido, pero también por la forma coloquial con el que se dirigen entre sí, los españoles.   Después de la cena, nos recogió y camino al hotel le preguntamos por su creencia religiosa,  nos sorprendió la cantidad de pasajes bíblicos que se sabe de memoria.  Entonces le preguntamos si ya era salvo.  Por su respuesta nos dimos cuenta que no lo era, sin embargo notamos que tenía un concepto errado del bautismo, diciendo que en un futuro iba a tomar la decisión de bautizarse. Después de escucharle por unos minutos recitar la palabra de Dios.  Le confrontamos con las siguientes preguntas las cuales no respondió.  ¿Hasta cuándo piensa tomar la decisión?  ¿Quién le garantiza vivir mañana para hacerlo? ¿Para qué esperar hasta mañana cuando puede hacerlo hoy? ¿Le gustaría tomar la decisión por Cristo ahora?  Y dijo: Si, si quiero.

Habíamos llegado al hotel y ahí sin descender del taxi, hicimos la oración de fe, la cual el repitió con voz audible.  Le preguntamos dónde estaba Jesús y confesó tenerlo en su corazón.  Cada uno le abrazó dándole la bienvenida a la familia de la Fe.  Al día siguiente era nuestra mañana libre, sin embargo le invitamos a estar con nosotros en la playa para “alabar al Señor juntos”  y  Daniel Cid llego a la playa cuando estábamos dentro del mar, salimos a saludar y él estaba  bien arregladito, con sus zapatos bien boleados y perfumado.  Preguntamos si conocía algún canto y recordó uno el cual cantamos ahí, pero luego nos fuimos a la sombra de un árbol para Alabar al Señor como habíamos prometido.  Ahí el hno. Milton comenzó a compartir sobre la historia del Carcelero de Filipos, así como él fue salvo por creer en Jesucristo, ahora Daniel que era salvo podía ser usado para que toda su casa también lo fuera, este carcelero fue bautizado y qué impedía para Daniel serlo?  Había mucha agua ahí!  Daniel recordó el pasaje de Felipe y el etíope, lo repasamos brevemente y se le hizo la invitación a ser bautizado.  El aceptó y dijo: Solo permítanme cambiarme, aquí en la camioneta tengo ropa.  Esperamos un poco a que volviera.  Teníamos el tiempo encima de nosotros pues debíamos regresar a Santo Domingo.  Daniel regresó listo para ser bautizado.  Entraron Milton, Absolu y Daniel al mar. Las olas golpeaban fuertemente al llegar a la playa, pero esto no impidió que Daniel fuera bautizado.  Cantamos he decidido seguir a Cristo y cada uno de nosotros compartimos un texto que fuera de esperanza, seguridad y fortaleza para Daniel.

Ahora Daniel es una nueva criatura en Cristo.  Cerca de ahí tenemos Iglesia del Nazareno y hemos iniciado los contactos para que él siga su crecimiento en Cristo.  Ha sido el mejor día de descanso que hayamos tenido en nuestras vidas.  ¡Tuvimos gozo en la tierra y en el cielo también!